Hace unos días hice un sencillo ejercicio con un grupo de clientes que resultó muy revelador. Se trataba de calcular de memoria y rápidamente los gastos, el ahorro y los ingresos.
A todos les resultó complicado decir lo que gastaban. En cuanto al ahorro, la mayoría declaró que no ahorraba y varios pensaban que gastan más de lo que ingresan. Los que ahorraban, tampoco tenían muy claro cuánto.
Sin embargo casi todos conocían bien sus ingresos, en especial los trabajadores por cuenta ajena.
Este simple ejercicio les concienció de que necesitan saber lo que gastan y de que su nivel de ingresos no tenía mucha influencia en su nivel de ahorro, pues había personas que ahorraban teniendo ingresos modestos y otras con ingresos altos gastaban de más.
Las personas suelen equiparar su nivel de ingresos con su nivel de riqueza, lo que es un gran error. Lo importante es cuánto dinero del que pasa por tus manos se queda contigo. Si eres una persona que gasta más de lo que ingresa, si doblas tus ingresos, tus gastos aumentarán igual, y tendrás cada vez un problema mayor. Primero necesitas convertirte en una persona que ahorra y sólo entonces será el momento de aumentar tus ingresos.
Si quieres mejorar tu economía, necesitas saber cómo está realmente y para ello necesitas saber lo que gastas. El simple hecho de ponerte a controlar tus gastos ya hará que disminuyan, pero es sólo el primer paso.